Fran Mejía de Todosantos y Farándula Popular: “Podemos actuar de otras formas, ser solidarios con las ONGs, crear redes y puentes con activistas en otros países”

Rodolfo Montes de Oca

Desde el ascenso del proceso bolivariano en 1999, se ha producido un éxodo de venezolanos a otras latitudes, bien por búsquedas de nuevas oportunidades, por diferencias con las autoridades o porque simplemente esta “tierra de gracia” ya no pondría albergar sus aspiraciones y sueños. Uno de esos venezolanos es Fran Mejía, músico de bandas como Farándula Popular y Todosantos, durante su corta visita a Caracas conversamos con él, desde la coyuntura que debemos abordar hasta de Chaga Tuki y aquí se lo dejamos:

  • Después de unos años de vivir en España… ¿Cómo ves la descomposición social y material de Venezuela?

No venía a Venezuela desde 2013. No había pasado tanto tiempo fuera de mi país, y ciento que ahora en Febrero lo pude ver con una mirada un poco más despejada y fresca.  La sensación que tengo es que vivimos en un contraste muy grande.

Por un lado, sentí que esto es un paraíso. Los colores, los olores, la luz, los sabores. Todo aquí es muy especial y único, y esto lo puedes apreciar más cuando tienes mucho tiempo sin venir. Quizá con el día a día viviendo en Venezuela a veces nos olvidamos que vivimos en una selva maravillosa.

El contraste viene por el sufrimiento que veo en la gente a todo nivel. Venezuela es una sociedad atrapada bajo la pisada de una dictadura cruel. Eso fue lo que sentí. Tardó 17 años en convertirse definitivamente en una Dictadura, pero ya lo es, y no hay disimulo. 45 ONGs venezolanas ya califican al actual estado venezolano de Dictadura.

Pude visitar barrios como Carapita y Antímano y pude conversar con gente y escuchar testimonios de mujeres que cuentan como el gobierno juega a darles o no una bolsa de comida (las llamadas CLAP) a cambio de apoyo político.

Escuché testimonios acerca de cómo los comandos policiales llamados OLP irrumpen en barrios y casa golpeando a quien sea que tengan en medio: Mujeres, Niños… Infligiendo temor y sufrimiento en los más pobres.

Conocí estos testimonios en primera persona. Vivimos bajo una dictadura cruel que juega con el hambre de la gente.

El tejido social está muy deteriorado, al igual que la MUD o coalición de partidos opositores, quienes no han sabido canalizar el descontento general de la sociedad.

Siento que nos toca a los propios ciudadanos organizarnos y generar redes humanas y oleajes de cambio, más allá de los partidos políticos y las elecciones (que de momento la dictadura tiene suspendidas). Nos toca ser solidarios con quienes están pasando hambre y a la vez luchar por desmontar una dictadura. Debemos tomar en cuenta y apoyar a las minorías, como por ejemplo las luchas indígenas, que muchas veces pasan desapercibidas en el acontecer noticioso diario en Venezuela.

Algo muy importante es el violento ataque que el estado está promoviendo en contra de nuestra propia naturaleza a través de proyectos extractivistas altamente destructivos como el Arco Minero del Orinoco.

El problema se agrava ya que con el hambre y la necesidad tan terrible que está sufriendo la población, un Ecocidio de esta magnitud no es el principal problema del día a día, y no recibe la resistencia que merece. Eso debe cambiar.

Regreso a España con la convicción de que podemos ayudar al país desde cualquier lugar del mundo, a través del apoyo mutuo, la solidaridad, las ONGs, y siendo activistas de una forma u otra en la medida de nuestras posibilidades y en nuestras areas de trabajo. Creo que como sociedad debemos dejar atrás la mentalidad extractivista y petrolera la tenemos que cambiar de una vez por todas, repensado el tipo de futuro que queremos para nuestro país. Hay que cuidar la naturaleza, las aguas, y dejar de pensar en sacar riqueza fácil del subsuelo. Todos debemos defender los DDHH de todas y todas. Incluso los que estamos afuera debemos trabajar en esa dirección desde nuestro rango de acción.

El tema ambientalista y de derechos humanos necesita voces y apoyos en el resto del mundo, ya que por ejemplo en España, absolutamente nadie habla o sabe acerca del Arco Minero.

La situación real de los DDHH de Venezuela es poco conocida en España. Todavía hay mucha gente de izquierdas aquí que cree que en Venezuela hay un gobierno democrático y progresista, cuando lo que hay es una dictadura militar.

  • Tocaste en bandas como Farándula Popular y Todosantos… ¿Cómo era la vida cultura en esa Venezuela que pocos recuerdan?

Fueron épocas diferentes. Una en los 90s la otra en los 2000.

Toqué en Farándula Popular desde 1996 (Cuando tenía 14 años de edad) hasta 1999 (Cuanto tenía 17), de manera que casi nunca podía tocar por la noche en locales, más bien tocábamos mucho en matinées. Recuerdo que era una época interesante en Caracas, a pesar de la creciente inseguridad y la tensión política, y viéndolo en retrospectiva, estaban pasando muchas cosas y había más oportunidades para el esparcimiento y la cultura. En el momento no creo que lo podíamos apreciar, pero viéndolo ahora podemos ver que hemos perdido muchísimos espacios para la música y la cultura a todo nivel.

A finales de los 90s surgían bandas nuevas cada día, bandas emocionantes y especiales. Son muchísimas: Grillos Mientras Tanto, NPI, Gladys Cordero, Puta Eléctrica, MuyBestiaPop, y un larguísimo etcétera. Surgían nuevos festivales (como el del Angel Lamas, el Ska de Acá y otros), surgían oportunidades para tocar en los lugares más diversos: Con Farándula Popular pude tocar en lugares como el Retén del Trigo en Los Teques (como parte de una gira penitenciaria de varias bandas de la época, Soma Raza y Desorden Público entre ellas), la plaza colonial de Petare o la UCV. Hubo una pequeña escena de fanzines también. Surgían estudios de ensayo en diferentes zonas de la ciudad, tiendas de discos, habían programas de radio muy buenos (como Radio Pirata, Acto de Fé, Manual de Buenas Costumbres) muchos de ellos transmitían música súper interesante en horarios diversos como la mañana de un domingo (King Dub) o a la medianoche un lunes. Yo los grababa a todos en cassettes, y esa era la manera de conocer música y cultura, pues aún no teníamos acceso a internet. En las tiendas de discos conocías gente con tus mismos intereses.

Con Todosantos empecé a tocar alrededor del 2003 (Tenía 21 años) y hasta principios del 2006.

Recuerdo que también fue una época culturalmente muy interesante a pesar del vacío de poder y posterior golpe de 2002 y a pesar del Paro del año siguiente, hubo en esa época una explosión de ¨crews¨ o ¨colectivos artísticos¨ que revolucionaron la escena nocturna en toda Venezuela. En Caracas uno de los más influyentes fue Simpl3, que integraban muchos estilos de música (Hip Hop, Drum and Bass, House, Rock) en sus eventos, y también incorporaban diseñadores gráficos, graffiteros y arquitectos en sus fiestas y exposiciones. Por Maracaibo surgieron bandas y sellos independientes como El Cartero Valiente, y crews como BSK, en la misma onda de Simpl3. Otro colectivo que pude conocer de cerca fue A Brave New Radio, que integraba bandas como Retrovértigo (post rock), Jimmy Flamante (hip hop), Beacheese y Die Ursache (Noise) y nosotros. También estaba HNTE un colectivo audiovisual conformado por Cardopusher, Helios 7.0 y Jimmy Flamante. Comenzaron los intercambios Maracaibo-Caracas, bandas de aquí y de allá iban y venían. Todo esto era muy underground, pero el hecho es que iniciativas así hoy en día cuesta verlas o al menos esto es lo que percibo.

Todavía Venezuela formaba parte del circuito musical latinoamericano, o más bien, tenía un lugar propio en la región: Muchos artistas del underground que visitaban Venezuela no pasaban por otros lugares. Habían muchas iniciativas pequeñas que hacían que hubiesen eventos esporádicos por diferentes partes de la ciudad de manera más o menos constante. No vivíamos la locura actual, aunque igual cada año tenías 30% o más de inflación, crimen creciente y otros problemas, pero nada como lo de hoy.

Y paralelo a esto, en los barrios y en locales del centro de Caracas estaba surgiendo el fenómeno minitequero de la Changa Tuki, también conocida como Raptor House, y surge toda esta escena de música y baile totalmente criolla, pero influenciada por el House de Chicago, el techno y el Dutch House tropicalizado de forma muy original y especia, esto en los años 2002-2009. Aunque estas escenas permanecían bastante al margen de la “cultura mainstream” venezolana;  el hecho es que sucedían y hoy en día se ven menos. Hubo una explosión de creatividad en los barrios a través de la Changa y el Hip Hop.

 

Personalmente siempre pensé que uno tiene que tener la iniciativa para hacer las cosas en Venezuela y no debe esperar a que otros las hagan. Por eso en esos años de Todosantos nos autoeditamos un disco y fundamos nuestras propias fiestas o eventos llamados las 1234567. Hoy en día es más difícil hacer esto pues para empezar falta comida, medicinas y la gente tiene mucho miedo a salir por las noches. Caracas se va convirtiendo en una ciudad fantasma y toca rescatarla y abrir espacios culturales independientes es esencial para eso.

Entre los años 2006 – 2011 aún viví en Venezuela y pude organizar también una serie de eventos llamados Abstractor, y junto a varios amigos artistas (Ink, Cardopusher, Pocz, Klvo, Emmerson y otros), creamos un colectivo cultural del mismo nombre y un portal www.abstractor.net que hoy en día ya está fuera del aire. En este portal – blog, mostrábamos solamente contenido original de los artistas que formaron parte del crew: Discos, Videos, Documentales, Artes Gráficas, etc. Este proyecto mezclaba varias ideas: Un sello, un portal, una serie de fiestas y eventos. Posteriormente formaron parte del colectivo de artistas provenientes del Raptor House y la Changa Tuki como Yirvin y los bailarines Elberth el Maestro y Cheo El Smith.

Recuerdo esta época con mucho cariño pues en las fiestas comenzó a verse gente de orígenes muy diferentes bailando juntos y siento que este tipo de eventos hacen mucha falta hoy en día.

Si la gente puede bailar junta puede convivir junta. Hay que retomar los espacios públicos, la cultura y la noche, transformar la violencia a través de las artes en paz y cultura. Suena idealista, pero creo en ello.

  • Es difícil lidiar con el exilio… ¿Cómo perciben los venezolanos en España lo que ocurre aquí?

Hablar de venezolanos en España es hablar de miles de personas con diferentes historias personales. Cada día llegan más. Cuando vine por el 2011 de vez en cuando escuchabas a alguien hablar con acento venezolano en la calle pero hoy es cada día. Cuando llegué habían 2 areperas como mucho en Barcelona hoy pueden haber más de 10. El exilio de venezolanos a España crece día a día.

¿Cómo ven estos venezolanos la situación en casa? Supongo que cada quien tendrá su visión. Ninguno que yo conozca ve con buenos ojos lo que está haciendo la dictadura en Venezuela. Todos sufren la situación de una manera u otra. A todos nos cuesta ser inmigrantes y todos tenemos gente en Venezuela sufriendo la represión y la falta  de alimentos y medicinas.

Personalmente quiero canalizar la frustración que todo esto me produce en acción. Creo que podemos ser solidarios también desde otros países y no hablo solo de ayudar con dinero o medicinas. Podemos actuar de otras formas, ser solidarios con las ONGs, crear redes y puentes con activistas en otros países, activarnos de alguna manera en la medida de nuestras posibilidades y no solo quedarnos de brazos cruzados.

  • Para cerrar, ¿Qué le quieres decir a esos jóvenes y músicos que siguen apostando por Venezuela?

Que no dejen de crear y de autoeditarse. Que organicen sus propios eventos. Que utilicen todas las herramientas digitales que tengan a la mano para crear y compartir arte pero que no abandonen el contacto humano: Los conciertos, las fiestas (así sean pequeñas o de día), que no dejen el producto físico (así sea un disco cdr, o un fanzine), que reclamen espacios para la cultura en persona (no solo internet, hay que compartir en persona) y no se dejen derrotar el espíritu por las circunstancias actuales, porque todo puede cambiar, y va a cambiar, aunque tome tiempo.

Hace falta reclamar espacios de calle para la música y la cultura. Si no se puede de noche pues que se haga de día, pero que se hagan cosas. En este sentido el espacio ¨Los Galpones¨ de los chorros, en donde tuve la suerte de pinchar y compartir en Febrero en el evento MECA, en una tarde de un jueves, me pareció una especie de oasis en medio del ruido del tráfico y el miedo que hay en la calle. Fue como las antiguas Abstractor que hacíamos en 2011 pero en la tarde en lugar de la noche  y… ¡funcionó!

 A los que están haciendo música en Venezuela, pues que canalicen toda la frustración en más arte y más música, y abran espacios para esto.

Su arte es necesaria tanto para ellos como para la sociedad, aunque parezca que nadie se los reconozca, sigan. Al mismo tiempo es indispensable que fomenten de alguna forma la tolerancia, el respeto a la diversidad y los derechos humanos en su manera de trabajar, cada quien debe ser el cambio que quiere ver.

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